viernes, diciembre 11, 2015

Profundo encarnado

En la última celda
del pozo sin fondo
del Castillo de If
mi cabeza
aún palpita.

Años de desprecio
del todo mal borrado
del olvido más miserable:
palpita.

Un millón de minutos sin respirar
el trozo más sucio del peor retal de trapo gastado
deshecho y perdido
tirado al Infierno.
Vivo.

La reina ya no cree,
intuye ni tiembla,
sus piernas de alambre,
suaves, algo frías,
no sostienen.

Por las uñas se agarra
al yeso del muro.
Por las uñas desea.

Ya derrumba las puertas
una muchedumbre
garrula y furibunda.
Ya se precipitan sobre ella,
ya le abren las piernas,
ya la humillan con fuerza, con ganas,
ya le roban todo.
Ella espera y siente.

Llego tarde, tan tarde, y veo
la ropa rasgada,
la cabeza monda,
vejada, golpeada,
el cuerpo roto; sonríe.
Aún tiene hambre.
Soy su cena.


lunes, noviembre 30, 2015

Como pájaro sin alas suspendido en ámbar

A veces miro ante mis pies
y no veo fondo.

Pero allí estás tú,
culebreando en el aire,
agarrada a un junco
tu orgullo desesperado
resplandece.

Nunca caigas, o yo caigo.
Y si yo caigo... pero no,
cuando caiga,
esquívame.

Suplico que cierres los ojos 
y  me des las buenas noches 
al pasar.

viernes, noviembre 27, 2015

Terror odontológico, o miedo al dentista

Quién no ha sentido que camina hacia la muerte cuando se encamina al dentista. Quién no se ha despedido de sus seres queridos, ha besado frentes de niños, ha lagrimeado discretamente, con el morro enrojecido como el que se va a la guerra, a la masacre.

—Exagerado —te increpan algunos, con la confianza del insulto bienintencionado— ¡Llorica!


Pero tú sabes lo que es sentarse en el trono blanco, recibir los pinchazos, verse acercar el torno de la tortura mientras el enmascarado parlotea y tú aprietas el brazo de escay hasta reducirlo a arena.



miércoles, agosto 26, 2015

Tu carne al puchero

De mi boca llena de pájaros
se despega una fina lámina
de labio azulado.

Ya no me he de permitir volver a besarte,
tu carne al puchero, 
tus pies a las brasas,
tu alma vil a las jaulas del Hades.

Yo, desierto sin reina.
Tú, coronada, onírica,
en lo Profundo.

Al final de la baldosa afilada
te niego,
te desespero

te odioespero.


miércoles, julio 22, 2015

Ciervo, huye


Un grupo de animales feos,
ruidosos, sumergidos en humo
han invadido tu reino.

Ya caen los árboles, ya se izan cabañas
ya ensucian el río y crepitan las hogueras;
con hambre infinita te están buscando.

Van a masticar tus tripas, ciervo,
van a fabricar hermosos instrumentos
que emitirán la música más bella
con tus huesos.

Avisa a los tuyos,
cornea y huye,
o la nada.

sábado, julio 11, 2015

Antigua introducción de Frente a mis ojos (me cuesta dejar marchar también lo mediocre)

Un futuro oscuro con instantes de claridad intensa, meridiana. O un presente hostil con puntos de bondad. O una realidad disminuida, o un chocobollo untado en ketchup pegado en la espesa melena de un león africano que ha elegido vivir en el ártico. La vida frente a mis ojos.


sábado, abril 11, 2015

Leo poesía con gafas de Sol


Lanzo cápsulas de colores
hacia el vacío infinito.

Cápsulas pilotadas por monos
monos con cerebros tullidos
tullidos por la educación
macerados en el niego.

Cerebros con una idea fija
grabada a mortero:
"Libertad, me río de ti"

Lloro, pero llevo gafas de cobarde:
el Sol nunca podrá borrarme.



jueves, abril 02, 2015

Incoloro

Se congregan felices
de ser tantos, todos,
de estar sedientos
de un dios
incoloro, insípido,
inventado.

Se felicitan a voces
unos a otros,
otros a unos,
y otra vez, y otra,
largo rato.

Pasa el tiempo,
y no pasa nada,
aunque muchos
quieren creer,
creen ver, imaginan.

La multitud se dirige,
esperanzada, a las puertas
de la Gran Casa.
Cientos, miles, todos,
esperan y ansían.

Por la puerta de oro
emerge el encargado
Y esta vez no les miente:
dios no está
Ni se le espera.

"Vuestro dios no está,
ni se le espera."


jueves, febrero 26, 2015

El hijo del rey de los duendes


El hijo del rey de los duendes
desconsuela en su fuerte de hielo;
El hombre de gafas profundas
gesto alegre, compañero,
viaja al país de las nubes.

El heredero de los bosques
inmóvil en su trono helado
la mirada perdida, ni respira;
el horizonte refleja las llamas
de adiós del padre.

Y en el patio, la multitud
cubierta de pieles despide 
y aguarda nuevo día, nuevo guía,
sin ruido; pero, muy dentro,
lágrimas de huérfano.




miércoles, enero 21, 2015

Cambio de modelo

Al sur de aquí hay unos almacenes enormes, llenos de trastos sobre los que se acumula el polvo. Allí están los tridentes, los látigos, los calderos, los pinchos para poner al rojo, los instrumentos de cortar, de desollar, de agujerear… los dejamos de usar hace un tiempo.  

¿Que cómo sucedió? fue muy al estilo de la casa: un día nos llegó una directiva y hubo que cambiar todo de la noche a la mañana. Lo recuerdo perfectamente, porque fueron unas semanas muy complicadas. Si un día normal tenemos muchas horas de trabajo, y estamos hablando de un trabajo de precisión, imagina tener que añadirle unos cambios estructurales tan profundos.

Primero tuvimos que vaciar las jaulas, las piscinas, los fosos, y acompañar a los condenados a los apartamentos, entregarles el uniforme y asignarles las nuevas tareas. Suena sencillo, pero hay que tener en cuenta que muchos de nuestros clientes llevan muchos años aquí, algunos hasta siglos y milenios, acostumbrados a su rutina diaria.

Cuando llevas dos o tres mil años enterrado en hielo, sumergido en un enorme caldero de agua hirviendo o atado a un potro recibiendo latigazos, que de repente te suelten, te vistan y te lleven a otro sitio es un choque bastante fuerte. Algunos lloraban, suplicando que les dejásemos quedarse en su lugar de tormento, otros se negaban a abandonarlo y teníamos que llevarlos a la fuerza… incluso los que se sometían, que eran la mayoría, creían que íbamos a trasladarlos a algo peor. Por la fama de la casa, claro.

Los que estaban más sueltos trataban de huir aprovechando la confusión. Salían corriendo, brincando, arrastrándose  hacia todas partes, y no atendían a razones. “No seas tonto, a dónde vas, que no puedes escapar, no puedes esconderte, que ya conoces las reglas” les gritábamos, pero nada. Teníamos que perseguirlos, capturarlos, traerlos a rastras, uniforme, apartamento, lectura de su nueva tarea y a por el grupo siguiente.

Nos costó, pero al final los instalamos a todos. Suerte que aquí el tiempo no falta.  Y ésta solo fue la primera fase del plan, luego llegó el trabajo más pesado: forma las cuadrillas de condenados, dirígelos mientras drenan los lagos de lava, vacían los fosos de animales, desclavan los postes, desmontan las jaulas, trasladan todo el material a los almacenen y luego lo guardan todo bien ordenado. Fue un gran esfuerzo común, pero con paciencia, conseguimos el objetivo.

A todo esto nuestros clientes, que empezaron la tarea con un miedo terrible, poco a poco fueron acostumbrándose, y empezaron a cantar mientras trabajaban. Al principio era una algarabía, porque cada cual cantaba la canción que quería en su propia lengua, claro, pero la camaradería se fue extendiendo, se fueron poniendo de acuerdo y al final cantaba todo el grupo la misma canción, aunque la mayoría no entendía la letra.  Por este motivo, solían elegir canciones sencillas, poco más que “trololo lolo”, ya me entiendes, pero con mucho sentimiento.

Por fin terminamos: el material ordenado, el erial limpio y llano, los condenados en sus apartamentos, todo listo para iniciar la fase final. Enseguida llegaron los otros, en sus tres naves brillantes. Les fuimos entregando a nuestros clientes, por orden de antigüedad, hasta que llenaron sus bodegas. Como sabes, vuelven de vez en cuando y cargan a los que llevan aquí más tiempo. Supongo que les avisan los de arriba.





 
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