viernes, noviembre 25, 2005

¡Hijosdeputa, han matado a Pat Morita!

[Iba a escribir un artículo sobre cómo habría que quitarle todas las subvenciones y exenciones a la iglesia católica... ¡Pero esto es más importante!]

Hoy ha muerto un gran hombre. Pat Morita, cuyo auténtico nombre era Señor Miyagi, el hombre que nos enseñó la diferencia entre dar cera y pulir cera, a lavar coches o a cazar moscas con palillos para estar en forma, nos ha dejado. Y estamos tristes.



Dicen que ha muerto de muerte natural. Y dicen que tenía una enorme mansión en Hollywood, y que estaba forrado, y que era un disoluto... ¡Tonterías!
Miyagi sensei era una persona ejemplar, que trabajaba de conserje y jardinero en el edificio de apartamentos donde vive Daniel san (Karate Kid mismamente). Era un hombre frugal, que había perdido dos familias y no estaba para hostias. Eso sí, cuando había que repartir estopa, repartía. ¡Y de la buena!



No, no ha muerto de muerte natural. No puede ser. La campaña de descrédito iniciada (llamándole millonario) señala claramente al entrenador del gimnasio Kobra Khan, que no pudo digerir la tremenda humillación que le infligió el gran Miyagi.
Eso sí, en el tema de las drogas ya no estaría tan seguro... sólo hay que verle los ojos en Gremlins para darse cuenta de que, bien, bien, no estaba. Claro, que esa fue otra fase de su vida: tenía una tiendecita de cachivaches en un barrio cutre... y es que Miyagi siempre fue un nómada polifacético....
Al final nos quedamos sin el esperado duelo con David Carradine (Kung Fu) o, lo que es lo mismo, Kwai Tchang Kane vs. Miyagi sensei. (Ya me parece oír el "Round One, ¡Fight!").
En fin, que te echaremos de menos, maestro. Estés donde estés, descansa en paz.

sábado, noviembre 12, 2005

Contra la censura de "Bully"

El nueve de Mayo de este año, Rockstar Games anunció el próximo lanzamiento de un juego que están desarrollando, titulado "Bully". Este videojuego, cuya venta o alquiler estará prohibida a menores de 18 años trata de cómo un alumno nuevo recién llegado a un colegio de tipo inglés (alumnos internos, vestidos de uniforme...) con la cabeza rapada tiene que ir abriéndose paso mediante el "matoneo" contra otros alumnos y profesores del centro. En la web hay dos capturas de pantalla y un trailer de anuncio, algo habitual en las previas de lanzamientos de este tipo de productos.

Bien, pues resulta que las organizaciones "bienpensantes" están lanzando ya una campaña de censura para tratar de impedir su publicación. Un juego que, desde luego, no está terminado, al cual nadie ha jugado, ni ha visto nada excepto la nota de prensa, las dos pantallas y el tráiler. Ayer mismo, el 11 de noviembre, La Vanguardia publicaba un artículo titulado "Alarma por un videojuego de matones de colegio". En él se indica que una serie de organizaciones ya se han movilizado para impedir la publicación del juego en España, EEUU y otros países. O sea, que ni siquiera lo han visto, saben de qué va (salvo a muy grandes rasgos) y, mucho menos, han jugado a él. Pero ya están tratando de negarnos que podamos probarlo.

Los argumentos que usan son muy convincentes: "Es que habla de el acoso escolar y el matonismo, dos temas muy sensibles". Cierto, pero hay decenas de juegos sobre la guerra de Irak, en los cuales un chaval puede bombardear ciudades o disparar sobre decenas de personas sin que haya cundido ningún tipo de alarma. "Es que, aunque indicado para mayores de 18, resulta que los padres se los compran o los alquilan a petición de los chavales, sin mirar las etiquetas de advertencia. Y los chicos se los pasan." Eso, si acaso, será culpa de los padres o de quien venda a esos productos a personas que no cumplen los requisitos.




Está claro que yo no permitiría que los menores se recreen jugando a juegos como Grand Theft Auto, Bully o Carmageddon, pero no creo que la censura sea la solución. Simplemente, cada edad tiene sus productos. Y además, estoy convencido de que se sobrevaloran los efectos de estos productos, como los de las series de televisión y otros, contra los que ciertas organizaciones arremeten cada cierto tiempo.
Si pretendían censurar Dragonball por su contenido violento, y quieren vetar juegos porque tocan temáticas actuales sensibles, quizás, de lograrlo, en un futuro pretendan volver a elegirnos qué libros podemos leer, y qué debemos pensar. Y no. Comprar un videojuego es un acto voluntario. Y yo quiero ejercer mi derecho a decidir si quiero comprarlo o no. Y tengo más de 18 años. Y me horrorizan mucho más esos simuladores de vuelo subvencionados por el departamento de defensa de Estados Unidos en los que los chicos aprenden a hacer volar cazabombarderos y a usarlos en misiones de eliminación en "guerras justas", pero no pido que los censuren. Simplemente, no los compro.

Otro ejemplo: A mí me aburren soberanamente los culebrones machistas tipo "Gavilanes" y similares, y los considero bastante retrógrados y hasta perniciosos, pero no se me ocurriría pedir que los censurasen.
Y no estoy en contra de cualquier tipo de censura, al contrario: me parece correcto que se censuren videojuegos de corte abiertamente xenófobo o racista, que alienten a atentar contra los principios básicos de las personas, pero creo que no es el caso. Y que, de todas maneras, debe verse el producto final antes de emitir ningún juicio.

Hace algunos años se empezó a distribuir por Internet en Alemania un juego de corte netamente fascista: un shoot'em up muy pobre (tipo Doom) en el que el protagonista, un hombre blanco de tipo ario, iba eliminando mendigos, judíos y todo tipo de personas consideradas "inferiores" por los nazis. Su distribución fue censurada y perseguida por las autoridades. Bien hecho. Pero antes se comprobó que en el juego se alentaba a cometer actos claramente delictivos, ilegales e inmorales.

Por tanto, que se termine de desarrollar "Bully", que salga a la venta, y una vez que se pruebe el juego y se conozca cómo funciona, qué se puede hacer, y qué no, y de qué trata exactamente, que se aconseje o desaconseje su compra, si se considera necesario. Pero desde luego, prohibirlo a todos los ciudadanos impidiendo su publicación no es el camino. No si pretendemos que vivimos en una democracia.
 
blog de literatura gris y temas que me llaman la atención - Ocultar texto citado -