miércoles, septiembre 12, 2012

Jaque a la Reina Bruja

La Reina Bruja entra en la discoteca sobre un palanquín portado por sus esclavos. Todos la miran, incluso el DJ pincha su canción de entrada. Se sabe admirada y deseada y, consciente de su poder, saluda con desdén a la masa y con besos de cartón a los miembros de su círculo VIP.

Acodado en la barra, el Caballero de la Triste Figura siente que ha llegado su momento: apura su cerveza de barril para darse ánimo y, de un empujón, se lanza a la misión suicida de la noche. Con fintas de kamikaze supera el círculo protector de amigas y pretendientes y se planta ante la Reina. Sus miradas cruzan, se chocan.

Él sabe que sus posibilidades son casi nulas, pero eso no va a pararle: tira a fondo, lanza sus mejores golpes, pone toda la carne en el asador. La Reina Bruja es una veterana curtida en mil batallas, en cientos de pistas de baile: ha pisoteado los huesos de miles de caballeros mejores que el que tiene delante. Y sin embargo...

Quizás porque los ojos de este caballero son verdes, porque el cielo está oscuro, porque el agua moja, porque esta noche es el principio del resto de su vida, pero la Reina decide darle una oportunidad: sus amigas, sus pretendientes pijos, hasta los camareros se frotan los ojos porque no pueden creer el imposible. La Reina, su Reina, saliendo a la pista ¡con ese infeliz!

El Caballero de la Triste Figura se mantiene firme, aunque en su interior algo se derrite... en algún momento se perderá, será un gesto, una mirada, una palabra. La Reina le dará la espalda y él volverá a caer al pozo, a hundirse en las arenas movedizas, volverá a la estepa de donde nunca debió salir. Pero aquí y ahora es el Rey Arturo, es el mago Merlín, es el Hombre que Derrotó a Los Molinos Gigantes, el que mató a Liberty Balance.

Pase lo que pase a partir de ahora, el frágil mundo de la noche, el baile y la fiesta, recordará este preciso instante en su Salón de la Fama. Para siempre.

Huella

Una huella
en la arena de la playa:
tu silueta.

martes, septiembre 11, 2012

Frío

El diablo empolainado
me dijo que me esperabas;
no era cierto,
pero yo quise creerlo.

Fuí a tu puerta, y derramé
lágrimas de vergüenza
al ver que salías con otro,
que no pensabas en mí.

Al cabo, el diablo volvió
con otro cuento que yo compré.
Era invierno, y necesitaba
tu calor con desespero.

Y tú con otros, y yo tan triste.
Y tú con otros, y yo tan triste.
Y tú con otros, y yo tan triste.
Frío.

lunes, septiembre 10, 2012

El Rey del Matadero

El Rey del Matadero
riendo a carcajadas
abre las puertas:
uno, dos, diez chicos
a medio descongelar
corren hacia nosotros
aullando y gritando,
los ojos en blanco.

No quiero morir,
los voy apartando
a trozos
con mi espada
de cerámica
y cobalto.

Todos mueren,
yo me salvo;
ahora toca
enfrentarse al Rey.


 
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