martes, septiembre 07, 2010

Pequeño Rashomón de estar por casa

ALFREDO
Yo salía de mi clase del Curso de Propensión Propedéutica, entiendes, y caminaba a mi ritmo por la calle Coronel Dosaguas pensando en mis cosas. De pronto me crucé con ella, una mujer maravillosa, la síntesis de mis deseos y sueños. Nada más verla sentí una calidez desconocida en mi alma, y empece a seguirla de cerca, sin osar llamar su atención.
Finalmente se giró sobre sus talones y me dijo "Eres un hombre atractivo, contigo sé que podría vivir feliz el resto de mi vida. Por desgracia, me casé en mal momento con un hombre absurdo y tengo que pagar por mis errores quizás eternamente. Debo volver a casa, sin esperanza, aunque el azar quiere que volvamos a encontrarnos, seré tuya para siempre". Antes de que pudiese reaccionar, dobló la esquina y desapareció.

YOCASTA
Pues yo salía de mi clase de Yoga, y tenía que volver a casa a ducharme y cambiarme rápido, porque venían mis amigas, Piluca y Luci a merendar. Estaba escuchando a David Guetta en mi iPod cuando de repente noto algo raro: me giro y veo a un bicho raro con una mochila cutre a la espalda mirándome fijamente.
Me enfadé y le dije "Tío, ¿no tienes otra cosa que hacer que seguirme? ¡Que mi novio es jugador de polo y tiene mucho músculo y muy mal carácter! ¡Me largo, y ni se te ocurra seguirme! ¡Y si algún día me vuelvo a cruzar contigo cambiaré de acera!" le abofeteé y me fuí, muy digna. Él enrojeció y se echó a llorar, creo.

EL QUIOSQUERO ANTÓN
Estaba leyendo atentamente el Play, esto La Razón cuando ví a la niñata pija vestida de licra, toda apretada, corriendo calle abajo, que se le marcaba hasta el carné de identidá. De pronto de una puerta salió un chaval con gafas que no sé como se llama, pero siempre me compra cómics desos, y es mayor, eh. Bueno, pues él iba empanao como siempre, y la chica se le cruza a toda velocidad. Él se da la vuelta, le ve el culo a la tía, que se le marcaba todo, yo no sé en qué piensan los jóvenes de hoy en día, y ¡¡se pone a correr detrás de ella!!
Total, que ella se para y se gira en seco. Él choca con ella, y le toca todo, medio sin querer, no sé si me entiendes. Ella le grita. No les oía, pero estaba como una furia. Él le responde algo, y ella le hace un gesto feo y sale corriendo a toda velocidad. Cuando él reacciona la busca, gira la esquina, pero ya no la puede ver. Niñatos, ya ves tú.

domingo, septiembre 05, 2010

El regreso de los enanos luchadores

Nunca debiste reírte de aquel cuadro de Velázquez, te lo digo en serio. Ahora estás ahí postrado en la cama de hospital, peleando por sobrevivir, y todo por ser un bocazas. Todos nos dimos cuenta de que el tipo de la galería no era muy alto. Bueno, más bien era enano. Debía de medir un metro. Y sí, estaba quieto, contemplando atentamente el cuadro del bufón Calabacillas. Y además llevaba un sombrero de hongo sobre su gran cabeza, y un trajecillo a medida.
Pero llamarle champiñón y preguntarle si el bufón velazquiano era un antepasado suyo, fue demasiado. Y cuando, al recriminarte tu actitud, le empezaste a dar alegres paraguazos, eso ya fue humillante para el pobre hombre. Huyó, pero tus carcajadas y pullas le persiguieron por toda la galería mientras corría a toda velocidad con "esas patitas".
Cuando saliste por la puerta, merecías lo que te ocurrió: cinco enanos con mallas de lucha libre se abalanzaron sobre tí, y a base de golpes, inmovilizaciones y luxaciones cobraron venganza.
La moraleja sería algo así como "Nunca te metas con un enano. Hay más.".
 
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