Nunca debiste reírte de aquel cuadro de Velázquez, te lo digo en serio. Ahora estás ahí postrado en la cama de hospital, peleando por sobrevivir, y todo por ser un bocazas. Todos nos dimos cuenta de que el tipo de la galería no era muy alto. Bueno, más bien era enano. Debía de medir un metro. Y sí, estaba quieto, contemplando atentamente el cuadro del bufón Calabacillas. Y además llevaba un sombrero de hongo sobre su gran cabeza, y un trajecillo a medida.
Pero llamarle champiñón y preguntarle si el bufón velazquiano era un antepasado suyo, fue demasiado. Y cuando, al recriminarte tu actitud, le empezaste a dar alegres paraguazos, eso ya fue humillante para el pobre hombre. Huyó, pero tus carcajadas y pullas le persiguieron por toda la galería mientras corría a toda velocidad con "esas patitas".
Cuando saliste por la puerta, merecías lo que te ocurrió: cinco enanos con mallas de lucha libre se abalanzaron sobre tí, y a base de golpes, inmovilizaciones y luxaciones cobraron venganza.
La moraleja sería algo así como "Nunca te metas con un enano. Hay más.".
domingo, septiembre 05, 2010
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