- Tengo miedo.
- ¿Qué te pasa?
- Esta noche tengo que conducir un coche hasta un concierto.
- Y ¿cuál es el problema?
- Es que el local está, o sea, es...
- Vamos, vamos, no puede ser tan terrible.
- Es que está en Terrassa.
- ¡¡ EN TERRASSA!!
- Chhhsssss, ¡no grites tanto! ¡
Ellos pueden oírte!
- Hombre...
- Están por todas partes... se esconden entre nosotros. Bajan a la Gran Ciudad a cazar. ¡Y lo peor es que parecen normales!
- Ahora me estás asustando a mí...
- ¡Pues imagínate como estoy yo, que tengo que ir allá esta noche! ¡Aquí hay alguno, pero es que allá son TODOS!
- Terrassa, ostras, Terrassa... ni más ni menos... si por lo menos fuese Sabadell... pero Terrrassa... joder, lo siento.
- Oye, dile a mi madre que la quiero.
- No te preocupes... con un poco de suerte, alguno podrá volver.
- Tú acuérdate de decirle que la quiero, ¿vale?
- Que sí, seguro. Te lo prometo.
- Vale. Me voy más tranquilo. Bueno, no, pero por lo menos...
- Mucha suerte, tío.
- La necesitaremos. Gracias. Adiós.
- Hasta siempre.