martes, diciembre 22, 2009

Bésame

- Bésame, bésame como si no hubiera un mañana: como si no tuviéramos que volver a separarnos nunca, como si la explosión de sentimientos que experimentamos fuese a durar toda la eternidad...

Rebeca le miró, extrañada. Ella no se dejaba impresionar fácilmente por la palabrería de los hombres, que usaban la palabras de sentimientos para bajarle las bragas. Al contrario. Apartó al tipo y se levantó del sofá. Educadamente, le pidió que se volviese a su casa.Él salió con cara larga. Intentó un par de carantoñas sin éxito, y Rebeca le cerró la puerta en las narices.

Luego fue caminando por el pasillo, hasta la habitación del fondo. Mucho antes de llegar, ya se oían las patas raspando la puerta, ansiosas. Gemidos y movimientos nerviosos.
Abrió y Señor Ministro, su mastín, se abalanzó sobre ella. Rodaron juntos por el suelo entre risas y lametones. El perro le llenó la cara de babas mientras Rebeca reía sin parar.

- Otro pesado de esos a los que les pierde la labia, Señor Ministro - le contó ella. - Parece que tendré que seguir buscando.

sábado, diciembre 19, 2009

No dejes que las cebollas controlen tu vida

Empecé pelándola a lo loco, y le corté la raíz. Luego intenté irla cortando en finas lonchas que se descompondrían en suculentos aros. Pero no pude, no bien metí el cuchillo, la cebolla, herida de muerte, lanzó sobre mí su maldición. Empecé a llorar, y con los ojos anegados en lágrimas trataba de continuar descuartizando. Los trozos grandes se escapaban del filo ejecutor, no veía. Me alejé, tratando de poner distancia entre la carnicería vegetal y mis tristes ojos hinchados. En mi desesperación me froté por instinto, y el efecto combinado de los dedos llenos de veneno cebollil contra mis indefensos párpados fue la puntilla.

Presa del dolor y el llanto, comencé a dar manotadas ciegas en mitad de la cocina, aturdido, sin saber a donde ir. En mi rapto, golpeé el bol donde estaban las patatas, cortadas y listas para freír, que fueron a parar al suelo. La rabia empezó a atenazarme, sordamente, hasta que, por suerte o por desgracia, patiné sobre las patatas, al tratar de dirigirme hacia la pica salvadora (¡¡agua!!) y no caí, pero me dí un costalazo tremendo contra un armario.

Derrotado, decidí lo que haría cualquier persona en sus cabales torturada por una verdura vejada, es decir, suicidarme para terminar con todo. El dolor, las lágrimas y los suspiros me embotaban los sentidos. Puse la mano en la encimera con muy mala fortuna. Nunca hay que usar un cuchillo de pelar patatas para morirse: cortan poco y mal. Pero lo absurdo de la situación me hizo derrumbarme en el suelo de la cocina, entre risas y lágrimas, sobre un charco de sangre y patatas pisoteadas. Vencido.

Al cabo de un rato, madre volvió de su paseo, y me riñó por el desorden, la suciedad y los platos rotos y se quejó del trabajo que daba tener en casa un hijo medio tonto de más de treinta años. Tenía razón.

sábado, diciembre 05, 2009

Los machos

Hoy, escuchando aquella olvidada canción de Sabrina Salerno titulada Maschio dove sei me he dado cuenta de dos cosas:

a) lo mejor que tenía Sabrina no era la música, eran los pechos.

b) Yo tampoco sé dónde estarán los machos.

Y sin embargo, hace unos cuantos años me encontré una pareja de italianos en el tren que va desde la Megaurbe hacia Reus. Era una parejita de chavales de veintipocos, iban a la playa. Ella le dijo a él algo parecido a "súbeme la maleta a la rejilla", y él se puso a la tarea, todo chulito. Poco le duró la sonrisa al joven ítalo: la maleta, al parecer, estaba llena de lingotes de plomo. Así, mientras el pobre chico hacía todo lo posible por no tirármela a la cabeza en el proceso, ella, sin levantarse del asiento, le iba requiebrando "vai, uomo, maschio".

Nunca he sido superdotado, y apenas unos años más tarde aprendí que se usa en el transcurso de una táctica femenina (al parecer algo rastrera), cuando mi amiga Maite, entre risas, me soltó la frase "anda, súbelo al armario de arriba, tú, que eres grande y fuerte". En esta ocasión, a pesar de la ausencia de la palabra "macho", pude dilucidar el concepto por el cotexto.

El caso número tres son unos muchachos informáticos que conozco. Suelen reunirse y espetarse, entre grandes aspavientos "somos unos machos, hacemos esto porque es de machos, qué esperas de nosotros, si somos machos..." todo el proceso tiene un componente lúdicofestivo, pero la realidad está ahí.

Y aún un último punto: en diversos lugares de la geografía hispánica, sobre todo en el centro peninsular, los hombres utilizan el epíteto macho para referirse unos a otros. Usan frases del estilo "qué pasa, macho, hombre, macho, cómo estás, eso está hecho, macho, de qué vas, macho" y similares.

Así pues, un macho, al parecer, es un tonto útil, de carácter gregario, que sabe reírse de su situación.

Pues a ver, si lo comparas con otras cosas que pueden llamarte, tampoco pinta tan mal... Creo que me voy a hacer una camiseta que rece:
"Yo también soy macho, macho".

miércoles, octubre 14, 2009

Somos los zombis

Con la horda vamos, en horda cazamos. No somos rápidos, pero somos muchos. Y tenemos mucha hambre. Toda el hambre del mundo, por tejidos vivos. Os amamos, humanos, os queremos. Os queremos comer. Fuimos vosotros y ahora no lo somos, somos el más allá, habitamos en vuestras pesadillas. Somos los zombis.

De noche marchamos, de día marchamos. Una víctima más, una comida más. Hacia nuestro objetivo. No importa a cuántos de nosotros mateis, porque ya estamos muertos. Hacia vuestro exterminio marchamos. No os odiamos, sólo os matamos. Por lo que fuimos y ya no somos. Somos los zombis.

lunes, octubre 12, 2009

Un concierto que acaba mal, con final feliz

Era el final del concierto, y Tomás Turbado y La Banda Que Se Toca Mucho flotaban sobre el escenario, con el público entregado cantando “La maté porque era tuya” a voz en grito. Tomás, vestido de velcro y pana, rojo y verde, rubio platino con entradas hasta el fondo, estaba haciendo la actuación de su vida. La canción terminó en un mar de aplausos, silbidos y chillidos. Sin tiempo para respirar, Pervo empezó a tocar el primer riff de “El diablo vive en tu armario” y la sala entera empezó a saltar de nuevo.

De pronto, en vez de empezar con lo de “Lluviosa tarde de viernes en tu cama”, Tomás lanza un gritito, una especie de gallo y cae al suelo cogiéndose la garganta con ambas manos. Cuesta unos segundos que Pollo Loco, el batería se dé cuenta. Suelta las baquetas y salta por encima de los bongos para llegar hasta el cantante. Los demás, al parar Pollo se dan cuenta, y le rodean. El público se queda helado.

Un enorme dardo se ha clavado en la garganta de Tomás, paralizándole el cuello y no dejándole respirar. Se lo arrancan, llaman al servicio de socorro, hay mucha confusión... los sanitarios llegan, pero ya no hay tiempo, y el cantante entra en shock. Lo llevan al hospital y logran salvarle la vida, pero no la voz. Tomás nunca volverá a cantar, tampoco a hablar.

Y todo por haber abandonado a Carla Iglesias de una forma tan egoísta y brusca. La venganza aquí tomó la forma de un dardo envenenado. La banda contrató a un nuevo vocalista, Benito Camela. Al cabo de un par de años, cuando Carla salió de la cárcel, Benito la fue a buscar y no tardó en pedirle que se casara con él.

sábado, octubre 10, 2009

Día de partido

Era día de partido, y yo estaba en el estadio tranquilamente sentado en mi asiento de grada. Leía a Soren Kierkegaard mientras los equipos marcaban goles, o los recibían, no me sé muy bien las reglas. Recuerdo que la gente de mi alrededor gritaba a menudo.

El caso es que desvié la mirada a mi otra mano, a la libreta, donde apunto los buenos propósitos que se me ocurren en la vigilia, justo antes de dormir. Abro por una página cualquiera y leo “La angustia seguirá presente en tu vida sin importar lo que hagas, forma parte de todos, y por tanto, forma parte de tí”.

Me levanté, salí de la fila, entré por la boca de acceso, y me dirigí al puesto de las salchichas. Caminaba rápido, como poseído. Salté la barra, atraje hacia mí a la chica que lo regentaba y, sin darle tiempo a reaccionar, la besé en la boca.

Muchos años después sigo errando (de errores y de vagar) sin encontrar mi camino, pero aquella iluminación repentina y aquella chica estan conmigo donde quiera que vaya.

jueves, junio 04, 2009

La leyenda del policía comprensivo

Caminando por una ciudad lejana buscaba una oficina de correos para enviar una carta de deshaucio a mi prometida. Bueno, a mi ex-prometida. Me hallaba perdido, puesto que no conocía la localidad. En una plaza ví a un policía subido en su moto, contemplando el tráfico, como maravillado, y me acerqué a pedirle ayuda.

- Disculpe, agente, ¿puede indicarme donde está la oficina postal más cercana?

El hombre sonrió, se levantó las gafas de sol y me miró atentamente.

- Está un poco lejos, pero no se preocupe, que puedo acercarle. Súbase a mi moto y le llevo.

- Bueno, el caso es que no tengo casco...

- No se preocupe: soy policía, este es mi vehículo oficial y además, podríamos alegar que es una urgencia.

Sonreí.

- De hecho lo es, tengo que enviar esta carta de deshaucio hoy mismo, es muy importante.

- ¿Lo ve? Suba.

El agente era muy amable, aunque conducía bastante despacio. Aprovechó para contarme diversos detalles sobre su vida: vivía solo, pero tenía muchos amigos, y en general podía considerar que era bastante feliz. La oficina de Correos no aparecía.

- Aquí es. Voy a aparcar ahí mismo.

Metió la moto por el callejón de al lado, la subió al caballete y se bajó y se sentó en una repisa cercana. Me disponía a darle las gracias y alejarme, pero me detuvo.

- Hombre, le he traído hasta aquí, siéntese conmigo, charlemos un rato.

- Tengo cierta prisa...

El agente se contrarió un poco.

- ¡Si estaba perdido, caramba! Si no es por mí... desde luego...

- De acuerdo, me sentaré con usted.

- Tuteémonos, que estoy en mi hora de descanso. Yo me llamo José Luis...

- Yo soy Juan Martínez. Encantado.

Mientras hablábamos, comprobé que se había soltado la hebilla del cinturón y se iba desbotonando la bragueta. Un callejón oscuro, sentarse uno junto al otro, confianza... me asaltó una terrible duda.

- Disculpeme el intríngulis, ya sin duda se trata de un error de apreciación, pero ¿no pretenderá usted hacer el amor conmigo, verdad?

- No, no qué va.

Pero había terminado de desbotonarse y se estaba bajando los pantalones. Esperé el momento justo, tembloroso, y eché a correr.

- Oiga, Juan Martínez, ¿dónde va?

Trató de seguirme, pero los pantalones bajados le impedían correr, y de hecho, tropezó. No ví nada más, salí del callejón, deposité la carta en correos y me dirigí a la estación.

Llegué con el tiempo justo para coger el siguiente tren a la capital. Me subí y me senté con un suspiro.

Cuando el expreso arrancó, por la ventana y ví al policía comprensivo mirando hacia el tren, buscándome con expresión de inmensa tristeza.

viernes, marzo 20, 2009

Junto a la ballena agonizante

Una ballena varada en la playa. Y junto a la ballena, una hoguera. Y frente a la hoguera, un hombre triste. Un hombre asando un pedazo de carne, y pensando "por qué me habrá abandonado". Pero las ballenas muertas no ofrecen respuestas, no ofrecen consuelo.

Y sin embargo, el hombre no se irá, ni volverá con los demás. No esta noche. Quizás con el sol, quizás por la mañana. Sí, quizás por la mañana ella haya vuelto.

Noche en los mares del sur.

viernes, febrero 27, 2009

Amigos del Oeste

El forastero llega a Coal Town, un infame pueblucho minero a un millón de kilómetros de Dallas.

Sheriff: Eh, amigo. ¿Dónde diablos cree que va?

Forastero: Llevo días cabalgando, Sheriff, quería descansar unos días en el pueblo, ir al Saloon...

Sheriff: Me parece muy bien, amigo, pero en Coal Town no permitimos armas. Tendrá que entregarme la suya.

Forastero: (sonríe) No voy a ninguna parte sin mi colt, Sheriff. Me siento desnudo sin él.

(Disparos a raudales. El forastero muere acribillado.)

Sheriff: (al cadáver) Se lo advertí, amigo. Nadie lleva armas en mi ciudad.

Sheriff: (al sepulturero) Vamos, Jonesy, llévatelo y hazle un buen ataúd. Cóbrate de sus bolsillos.

lunes, febrero 16, 2009

De pistolas

Chico: ¡Señor! ¡señor! ¡Se le ha caído la pistola!

El hombre se gira a medias y mira el arma caída en el polvo de la calle.

Hombre: Esa no es mi pistola, chico. La mía es diferente. Es más grande.

Chico: ¿Cómo de grande, señor?

Hombre: Muy grande, hijo, muy grande...

domingo, febrero 15, 2009

Con el arma a punto - cómo traducir y doblar películas a la española

Las traducciones de películas, y los doblajes de las mismas: seguimos estando en las cavernas. ¿A nadie le molesta que una de sus películas preferidas tenga un título que no tiene nada que ver con el original? ¿O que uno de sus ídolos de pantalla grande tenga una voz con presencia, poderosa, y le hayan asignado un doblador con voz de petimetre? ¿Y qué decir de las malas palabras que se escuchan en inglés y que desaparecen misteriosamente en la versión española, sea doblada o subtitulada?

Pues a mí me molesta. Mucho. Además, esta clase de irreverencia hacia el original se suele dar especialmente en mi género favorito: las comedias. Parece que como es comedia, es lícito utilizar dobladores pretendidamente graciosos, traducciones que no pegan ni con cola y títulos que no tienen nada que ver con el original.

Algunos ejemplos de los mil que podría poner:

- Will Smith es un americano negro, y tiene la voz grave, con presencia, muy chula. En castellano, parece ser que porque se dió a conocer aquí con "El príncipe de Bel Air" (En realidad, "el príncipe jeta, chulo, atrevido de Bel Air"), le pusieron un doblador supuestamente gracioso, con la voz de pito, y así se ha quedado. Luego, el mismo actor aparece en un drama y el doblador no da la talla...

- Brad Pitt. De acuerdo, el chaval no es un actor superdotado, pero tiene una voz grave con mucha presencia: otro ejemplo de mala elección de doblador. Le escuchas enumerar las reglas de El Club de la Lucha en castellano y suenan bien, le escuchas en inglés e impone, da miedo y respeto. Pero claro...

- Bill Murray. Un tipo muy gracioso, sin duda, gran humorista. Pero que resulta que gasta una mala hostia tremenda al hablar, en todas sus comedias es muy violento hablando, es una especie de matón del lenguaje. Ese matiz se pierde totalmente en castellano, por supuesto. Su doblador parece carecer de esa habilidad. Y películas como "Qué pasa con Bob" se vuelven incomprensibles al ser dobladas (tampoco es que fuera maravillosa, pero...).

- The Naked Gun. Una serie exitosa de películas que en un principio (en el primer trailer traducido al español) se llamó "Con el arma a punto", un título a mi entender divertido y acertado. Por supuesto, algún lumbreras decidió que "Agárralo como puedas" era un título mejor para el estúpido público español, ya que hacía un par de años que "Aterriza como puedas" había sido un gran éxito. Y salía Leslie Nielsen como secundario. Pues nada, amigos, un pastiche y p'alante!
Además en esta saga Leslie Nielsen es doblado por un tipo con voz de graciosete; un nuevo error: el humor se basa en que el Nielsen real suena muy serio independientemente de la situación en la que se haya metido. Pero qué más dará, si es cine basura, amigos, para idiotas y tragapalomitas... solo que a mí sí me gusta, y me duele que lo maltraten gratuitamente.

- Atrapado en el tiempo. Ese título totalmente inventado, de nuevo. Alguien dirá que "El día de la Marmota" no es un buen título... ¿no deja claro que es una comedia? Pues nada, hombre, nos inventamos un título por el morro y adelante. Por cierto, alguien metió la gamba bastante hondo, porque recuerdo el primer trailer que ví en vídeo de esta película (doblado) y las voces no paraban de repetir "Es el día del topo, es el día del topo"... ¿¿Conocerá la lengua inglesa el supuesto profesional que tradujo el trailer?? ¿¿Sabrá siquiera usar un diccionario?? Por si acaso lee esto: Mole - Topo, Groundhog - Marmota. Y si ves el trailer, verás que aparece un animalito peludo que podrá parecer un castor (Beaver), si quieres, pero un topo... coño, pues no.

Y así podría seguir durante horas y horas...

Petición:
Por favor, amigos de la industria cinematográfica, cobrad sobreprecio a la gente que vaya a ver películas dobladas, y con ese dinero, contratad a profesionales RIGUROSOS. A mí dejadme la versión original, que es lo mío. Gracias a Sony, con el DVD te libras de esa rémora que tantas películas extranjeras ha asesinado.

Disclaimer:

Debo decir, en honor a la verdad, que hay películas realmente mediocres que, mediante un buen doblaje español y una traducción medio inventada se han convertido en películas decentes, hasta de culto en España. Luego las escuchas en inglés y te pasmas por su insulsez. Sin embargo, es un porcentaje muy pequeño. La mayoría se quedan más o menos igual (como debe ser) y algunas otras empeoran (no gracias). Otro día enumeraré algunas de esas pequeñas joyas (El último Boy Scout, Ford Fairlane...).
 
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