En 2002 cuatro de los mejores hombres del ejército español que formaban un comando fueron encarcelados por un delito que sí habían cometido: hacer el gandul y tomar drogas.
No tardaron en fugarse lentamente de la prisión en la que se encontraban recluídos, porque el único guardia de la cárcel se durmió dejando la puerta abierta.
Hoy, buscados todavía por el ministerio de Medio Ambiente, sobreviven en las terrazas de los bares.
Si tiene algún problema y se los encuentra, quizás pueda contratarlos: para robar caramelos a niños muy pequeños, palizas a ancianos o lo que surja.
El EQUIPO E (de España)
lunes, mayo 23, 2011
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