Se congregan felices
de ser tantos, todos,
de estar sedientos
de un dios
incoloro, insípido,
inventado.
Se felicitan a voces
unos a otros,
otros a unos,
y otra vez, y otra,
largo rato.
Pasa el tiempo,
y no pasa nada,
aunque muchos
quieren creer,
creen ver, imaginan.
La multitud se dirige,
esperanzada, a las puertas
de la Gran Casa.
Cientos, miles, todos,
esperan y ansían.
Por la puerta de oro
emerge el encargado
Y esta vez no les miente:
dios no está
Ni se le espera.
"Vuestro dios no está,
ni se le espera."
de ser tantos, todos,
de estar sedientos
de un dios
incoloro, insípido,
inventado.
Se felicitan a voces
unos a otros,
otros a unos,
y otra vez, y otra,
largo rato.
Pasa el tiempo,
y no pasa nada,
aunque muchos
quieren creer,
creen ver, imaginan.
La multitud se dirige,
esperanzada, a las puertas
de la Gran Casa.
Cientos, miles, todos,
esperan y ansían.
Por la puerta de oro
emerge el encargado
Y esta vez no les miente:
dios no está
Ni se le espera.
"Vuestro dios no está,
ni se le espera."
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