martes, febrero 09, 2016

El mago

Bajábamos charlando por el paseo mi amigo Félix y yo, bueno, sobre todo charlaba yo. El caso es que en un momento dado, de un local anodino salió un mago. Lo reconocimos por su aspecto: ancha camisa blanca con estampado de estrellas, rostro bronceado y ojos punzantes. No estaba contento. 

"La Mandrágora", decía el cartel. Salió empuñando una escoba, y se puso a barrer la acera con desgana. Supuse que quería dar una primera impresión buena, una entrada atractiva para su negocio.

De pronto, el mago se quedó quieto, apuntando su nariz aguileña al cielo. Solo estuvo así un instante. No sabemos que vio, notó o sintió, pero dejó la hojarasca a medio barrer, apoyó la escoba en el quicio de la puerta y entró tambaleándose. Juraría que le oímos murmurar "El primer día. Hoy es el primer día del fin del mundo".


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