sábado, octubre 01, 2005

París, aaah, París

Jau, amix

Aprovechando que estoy lamentablemente ebrio voy a aprovechar para contaros donde pasé mis vacaciones veraniegas. Resulta que hice un viaje a la ciudad de la luz, París.
La verdad es que el viaje moló: hicimos una primera etapa en coche desde Barnacity a San Pardillo, un pueblo de 3 habitantes situado más allá de Clermont-Ferrand. Dormimos en un hotel/motel donde podrían rodar una peli de lo raro que era: no había váteres en las habitaciones, pero sí había bidets... mmmh debe de ser que soy francés, y claro, me cuesta.
El segundo día llegamos a París, que estaba a cuatrocientos y poco kilómetros. Llegamos pronto, pero por desgracia, nos costó lo nuestro encontrar el cámping del Bois de Boulogne, que está mal indicado con ganas en la ciudad. Suerte que era domingo, porque si no, habríamos muerto. Las instalaciones del mismo están como hace diez años cuando las visité por primera vez, es decir, precarias en cuanto a servicios. Parece ser que lo único que les importa a los que llevan el cámping es hacer dinero, claro.
El tercer día fuimos a la meca del tío Walt en Europa, es decir, Eurodisney, o Disneyland París, como lo llaman los lugareños. Lo pasamos bien, es un parque temático de primer orden, y como tal te lo cobran, pero en fin...
El cuarto, quinto, sexto y séptimo día estuvimos dando vueltas por la ciudad, visitando museos, sitios emblemáticos y galerías comerciales, ahí, a saco. De Montmartre a las Lafayette.
Los tres últimos días los dedicamos a descansar. Me explico: viajamos hasta Pontorson, un pueblecito normando en la frontera con Bretaña que tiene la particularidad de estar a 20 kilómetros del Mont Sant Michel, un lugar que queríamos visitar tant sí com no. Y lo hicimos, vaya si lo hicimos.
Acertamos el cámping (buenas parcelas, buen tiempo, piscina, sauna, trato genial) y nos quedamos tres días descansando y haciendo excursiones a las localidades vecinas.
Y de allí vuelta para casa: llegamos a Tolouse, dormimos en un hotel y al día siguiente, previo paso por Carcasona, llegamos de vuelta a la ciudad condal.
Total, un viaje cansado, pero muy gratificante. Es lu ca iá.

Miau,

P.

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