viernes, marzo 03, 2006

A las aladas almas de las rosas

Jau,

Hace un par de días estuve leyendo unos cuantos poemas de Miguel Hernández. Es curioso el tema de la poesía: son textos bastante herméticos, pero cuando le coges el gusto a un autor puedes leer sus poemas una y otra vez y no te cansas...
Un libro de poesía no es como una novela, que la lees y cuando la has terminado no sueles volver nunca a ella, sino que es mucho más libre: puedes leer los poemas caóticamente, y si te gusta alguno, siempre vuelves para releerlo. Y es difícil, pero no cansa...
Ah, y para los que (aún) creen que la poesía es cosa de pusilánimes, ahí van unos versos del muchacho valenciano dedicados a la sonora derrota de las tropas de Mussolini durante la guerra civil:

Ven a Guadalajara, dictador de cadenas,
carcelaria mandíbula de canto:
verás la retiradas miedosa de tu hienas,
verás el apogeo del espanto.

Rumorosa provincia de colmenas,
la patria del panal estremecido,
la dulce Alcarria, amarga como el llanto,
amarga te ha sabido.

Ven y verás, mortífero bandido,
ruedas de tus cañones,
banderas de tu ejército, carne de tus soldados,
huesos de tus legiones,
trajes y corazones destrozados.

Una extensión de muertos humeantes:
muertos que humean ante la colina,
muertos bajo la nieve,
muertos sobre los páramos gigantes,
muertos junto a la encina,
muertos dentro del agua que les llueve.

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