La luz naciente revela sus sombras.
El triste grupo arrastra el alma
al carricoche chusco del churrero.
Chocolate, porras, café
no pueden difuminar
el brillo majestuoso,
la noche perdida.
Un mar de luces,
un desierto de amor mudo
bañado en caos
etílico
eléctrico.
"Desde este refugio
juremos NO.
No hay,
ni podrá haber jamás,
un mañana."
Blanquecinos
parten en taxis,
dan la espalda al horizonte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario