martes, octubre 18, 2005

Nadie se hace malo de repente

Nemo fuit repente turpissimus, o sea que nadie se hace malo de repente. Lo decían los romanos, lo repiten Gilbert Grissom y sus secuaces en la serie CSI: los aspirantes a psicópatas, violadores y asesinos normalmente empiezan mirando, espiando. Y poco a poco su cuerpo les pide más.
Independientemente de que tras cada persona "mala" (qué blanco y qué negro es dividir entre buenos y malos, señor Bush ¿Y los grises?), decía que tras cada persona "mala" hay una serie de causas, unos fallos en la educación, unas insatisfacciones creadas que le hacen comportarse así. Pero una cosa es comprenderlo y otra, muy distinta, disculparlo. No se puede tolerar que nadie agreda a otra persona, que la obligue a hacer cosas contra su voluntad. Que la hiera o la mate. No.

Y sin embargo, ¿qué se hace con esas personas una vez que los mecanismos de defensa de la sociedad han actuado, una vez que se les han parado los pies? Se les pide que se reformen, y para ello se les encierra en un edificio lleno de gente que tampoco encaja y se tira la llave. Unos pocos mueren, algunos se reforman y bastantes reinciden. Y los que no lo hacen es por el miedo al castigo, buscan otras maneras de sublimar sus tendencias. Y las encuentran si pueden, y si no, reinciden. Y no se les hace ningún seguimiento, y nadie se preocupa de si han vuelto a las andadas hasta que vuelven a pillarles.

Gran parte de la culpa la tienen la educación y la cultura, o mejor, la falta de ambas. Y para luchar contra ese monstruo que es la ignorancia, para evitar el de la intolerancia, para evitar la creación de más personas socialmente deformes, nuestros gobiernos gastan lo mínimo. Porque una carretera se puede construír en unos meses, pero los resultados de una buena educación tardan muchos años. Y aquí, y ahora tendemos a despreciar el largo plazo. Así nos va.

1 comentario:

Pedro D dijo...

AAay Jorge...
Ya sé que te crees el doctor maligno, pero créeme, lo que necesitas en realidad es hacer un máster MBA, conseguir un puesto como vago lameculos (directivo de empresa) y cobrar una millonada no volviendo a trabajar en tu vida (porque si leer el periódico es trabajar...).
Véndete a las neocon, vamos, véndete, traiciona tus ideales, venga, vamos, dame tu alma, dámela. ¡¡Que me la des!!

jajaja

 
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