miércoles, diciembre 03, 2008

Fiesta de chicas

Ramnia se volvió hacia el Temible Guardián, un perrillo de un palmo de largo, y le rascó amigablemente la cabeza.

- Vuelvo pronto, Asesino. Guarda el fuerte como tú sabes.

El perrillo se puso en posición de guardia y ladró para tranquilizarla.

- ¡Niñaaa, que no llegamos! - gritó la otra chica desde fuera, en el coche.

- ¡Cojo la pipa y unas bragas limpias y voy para allá!

Ramnia cerró el bolso rosa y salió sin apresurarse. Al fin y al cabo, los bancos no cerraban hasta las dos de la tarde, tenían tiempo hasta de tomarse un café, si querían. Claro que los nervios de Reichel no lo permitirían. Bueno, y los suyos tampoco, había que admitirlo. Atracar era un negocio muy serio. Daba dinero, pero era estresante.

- Ya estoy aquí - Ramnia se metió en el coche. Reichel arrancó y enfiló la calle principal refunfuñando.

- ¡Ya era hora, joder! - comentó, molesta - ¿has cogido la pistola y las máscaras o tendremos que parar a comprar un par de medias cutres?

- Que síii, que está todo. Si total, ¡siempre es lo mismo!

- Bueno, pero tampoco hace falta tentar la suerte. Ya sabes, entrar y salir, coger el dinero a mano ¡y salir por patas!

- ¿Quieres decir como cuando viene tu novio de visita?

Ramnia y Rachel llegaron a la puerta del banco riendo a carcajadas.

Sin embargo, el cielo nublado traía negros presagios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oyeeeeee! ¿Y dónde has dejáu a Alura?
Besos de Marina!

 
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