Ramnia se volvió hacia el Temible Guardián, un perrillo de un palmo de largo, y le rascó amigablemente la cabeza.
- Vuelvo pronto, Asesino. Guarda el fuerte como tú sabes.
El perrillo se puso en posición de guardia y ladró para tranquilizarla.
- ¡Niñaaa, que no llegamos! - gritó la otra chica desde fuera, en el coche.
- ¡Cojo la pipa y unas bragas limpias y voy para allá!
Ramnia cerró el bolso rosa y salió sin apresurarse. Al fin y al cabo, los bancos no cerraban hasta las dos de la tarde, tenían tiempo hasta de tomarse un café, si querían. Claro que los nervios de Reichel no lo permitirían. Bueno, y los suyos tampoco, había que admitirlo. Atracar era un negocio muy serio. Daba dinero, pero era estresante.
- Ya estoy aquí - Ramnia se metió en el coche. Reichel arrancó y enfiló la calle principal refunfuñando.
- ¡Ya era hora, joder! - comentó, molesta - ¿has cogido la pistola y las máscaras o tendremos que parar a comprar un par de medias cutres?
- Que síii, que está todo. Si total, ¡siempre es lo mismo!
- Bueno, pero tampoco hace falta tentar la suerte. Ya sabes, entrar y salir, coger el dinero a mano ¡y salir por patas!
- ¿Quieres decir como cuando viene tu novio de visita?
Ramnia y Rachel llegaron a la puerta del banco riendo a carcajadas.
Sin embargo, el cielo nublado traía negros presagios.
miércoles, diciembre 03, 2008
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1 comentario:
Oyeeeeee! ¿Y dónde has dejáu a Alura?
Besos de Marina!
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